XXI

Visitar lugares abandonados, desposeídos de todo valor, en compañía, pone de manifiesto un vínculo paradójico, fuera de los ejes omnipresentes de la familia y el trabajo, que tiene por único fundamento la soledad compartida, modelo de una societas vidente y dispersa. Una humanidad solitaria y contemplativa no se dedicaría a la producción y la acumulación de riqueza, para elevar un supuesto nivel de vida, sino a la elevación de la propia vida a un estado de videncia continuo, a una pobreza pródiga y abundante en visiones.